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JUICIO DEL 11-M

Zouhier insiste en que avisó a la Guardia Civil de que Trashorras vendía explosivos

Actualizado martes 27/02/2007 15:19 (CET)
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PALOMA D. SOTERO (elmundo.es)

Rafá Zouhier se ha declarado "superinocente" y ha insistido en que avisó reiteradamente a la Guardia Civil de que Emilio Suárez Trashorras vendía explosivos en Madrid "como habría hecho cualquier persona decente". Esto es lo único que ha quedado claro, por reiterado hasta la saciedad, en el enmarañado interrogatorio que ha intentado realizarle el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, plagado de interrupciones, salidas de tono, desafíos y chulerías por parte del procesado.

Delincuente, 'stripper', modelo, portero de discoteca, consumidor de coca, pastillas y haschís, ha insistido en que se juntaba con otros delincuentes para denunciarlos a la policía, "por dar la cara por este país, que es mi país", y que él contaba todo lo que sabía a sus contactos en la Unidad Central Operativa (UCO). "No digo que la UCO tenga la culpa de los atentados, digo que hubo una gran negligencia", ha afirmado cuando le han preguntado si los agentes a los que informaba —Víctor, Mario, Rafa— se interesaban por lo que les contaba. "Siempre estuvo interesada en identificar a los asturianos", ha añadido.

Sin embargo, no contó que asistiera a reuniones en las que Trashorras negociaba la adquisición de 60 kilos de hachís porque no imaginaba que fuera a cambio de explosivos. Aunque es difícil de creer, puesto que sabía por Antonio Toro que su cuñado intercambia explosivos por drogas, asegura que en los encuentros que se produjeron en dos McDonald's de Madrid entre Jamal Ahmidan 'El Chino' y Trashorras, a los que también asistió el propio Zouhier, nunca se habló de explosivos.

Luego, en el interrogatorio vespertino, ha dicho que fue a la reunión "para que no pegaran a Trashorras" puesto que él tenía que cuidar a quien vigila para la policía; y ha añadido: "Si no iba, no me enteraba de los explosivos". Sin embargo, se supone que en en esa reunión no se habló de explosivos en ningún momento, según aseguró el acusado en su intervención de la mañana.

Rafá Zouhier está acusado de poner en contacto a los terroristas islamistas de Madrid con los suministradores de explosivos de Asturias, liderados por Emilio Suárez Trashorras. Lleva días tomando notas sin parar, atento a todos los interrogatorios. Se pasó el lunes repasando su cuaderno y unos cuantos folios y con ellos se ha presentado ante el tribunal. Asegura, además, que se ha leído tres veces el sumario.

Pese a haber hablado tanto con la Guardia Civil, el fiscal, Javier Zaragoza le ha recriminado que no avisara sobre los explosivos entre el 1 de enero y el 11 de marzo de 2004. Zouhier insiste en que sí lo hizo. "Yo avisé de 150 kilos de explosivos que estaban en Madrid, que por desgracia no se ha comprobado. He hablado de ello mil veces, pero como no había ninguna de novedad (en ese periodo de tiempo), pues no había notas", reiteró en referencia a que la Guardia Civil tuviera constancia de nuevos movimientos entre los delincuentes.

El fiscal Javier Zaragoza pregunta a Zouhier. (Foto: LaOtra)

El fiscal Javier Zaragoza pregunta a Zouhier. (Foto: LaOtra)

Javier Zaragoza, acalorado en la mayoría de sus intervenciones, lo ha acusado de haber cambiado sus declaraciones en numerosas ocasiones. Él ha salido al paso alegando falta de memoria o que mentía para que se supiera la verdad.

Las respuestas útiles para la investigación se han ido filtrando a lo largo de más de dos horas entre los pataleos de Zouhier ("Que no me apriete, que no me apriete, que yo quiero contestarlo"), sus desafíos ("Ni cuatro fiscales vais a poder conmigo"), las llamadas de atención del juez, cada vez más harto de las interrupciones de Zouhier ("Se quiere callar de una puñetera vez") y las intervenciones elevadas de tono del fiscal, que ha perdido la paciencia desde el primer momento.

Zouhier ha contado que en junio o julio de 2003 los asturianos, con quien había entrado en contacto antes porque querían vender explosivos, le pasaron una muestra de explosivo, en un cartucho, y un detonador. Entonces pensaba que los asturianos eran de ETA, aunque luego ha asegurado que nunca había vinculado a ETA con el atentado. La primera oferta de dinamita se la hizo Emilio Suárez Trashorras en Madrid a finales de 2002. Después, le trajo el cartucho en verano de 2003. Ese cartucho, con el detonador, es el que luego, en octubre, le explotó y le quemó la mano. El procesado asegura que dio cuenta de todo ello a la UCO. Rachid Aglif, que estaba en casa de Zouhier cuando ocurrió este incidente, ha seguido el relato atento -porque podía no ser coherente con lo que él declaró el pasado miércoles- esbozando una ligera sonrisa, como si le hiciera gracia lo que pasó.

Llegado el momento de hablar de la reunión en el McDonald's de Carabanchel, ha dicho que estaban allí: él, su amigo Rachid Aglif (que declaró sobre esto el miércoles), Jamal Ahmidan 'El Chino', que dice que había venido con Rachid, Emilio Suárez Trashorras, Carmen Toro y un tal Moya (que era asturiano). Sin embargo, en otras declaraciones habla de que también estaba Antonio Toro y no Carmen Toro. Sostiene que los "cambios" de sus declaraciones que el fiscal ha puesto de manifiesto es por falta de memoria, porque se confundía con una reunión posterior en el McDonald's de Moncloa, y porque no dio importancia a ninguno de aquellos encuentros porque en ellos sólo se habló de hachís y nunca de explosivos. En el primero Trashorras recibió la oferta de 60 kilos de hachís. En el segundo, 'El Chino' le reclamaba la deuda que había contraído por la droga.

'El Chino' y la UCO

Preguntado por si tiene el número de teléfono de Jamal Ahmidan, ha asegurado que no y le ha espetado al fiscal que, si tiene alguna prueba, que lo demuestre. "Quiero que le enseñen a la señora Manjón las pruebas", ha añadido entonces. El juez le ha pedido que no haga alusiones como ésa y Zouhier ha respondido: "Es que esa señora me da mucha pena". Cabe recordar que el primer día, ambos se miraron a través del cristal del habitáculo blindado y el procesado le hizo un gesto poniéndose la mano en el pecho y negando con la cabeza. "Ese teléfono que me queréis encalomar no es de 'El Chino'", ha agregado en referencia a la pregunta que le realizaba Javier Zaragoza.

Y llegó el momento de hablar de la conversación de 17 de marzo entre el acusado y el oficial de la UCO llamado 'Víctor' (páginas 145-149 del escrito de acusación). A lo que Zohuier ha respondido: "Siiií... Vamos ahí, que ahí hay fiesta, ahí hay muchas cosas". De hecho, se ha puesto a leerla, con acotaciones incluidas, como si estuviera ensayando un papel de teatro. El acusado afirma que su amigo Lofti le había dicho el día antes que había rumores de que los atentados habían sido perpetrados por 'El Chino' y su banda. Por esta razón llamó al día siguiente a su contacto en la Guardia Civil.

En esta conversación, Zouhier asegura que no ha podido conseguir el teléfono de 'El Chino' y el agente de la UCO le pide que lo consiga, pero él dice que será muy difícil. Por eso, él intenta defender a toda costa que dijo la verdad, que no tenía el teléfono de 'El Chino'. El problema es que hay llamadas registradas de 'El Chino' a Zouhier en noviembre y diciembre de 2003. Rafá ha insistido por activa y por pasiva en que el teléfono que la policía atribuye a Jamal Ahmidan en los registros de sus llamadas no es suyo porque nunca ha hablado con él. Además, ha acusado a la policía de engañarle a él y a todos: "Algún interés tendrán porque yo les perjudico en este momento".

En varios momentos, el acusado ha dicho que no está de parte de los socialistas ni de los 'populares', que quiere "colaborar con todos, que son españoles". Preguntado por si cobró dinero de algún medio de comunicación a cambio de información, él ha asegurado que no, que no quiere "ni un duro" y que igual que respondió al cuestionario que le planteó el diputado del PP Jaime Ignacio del Burgo también mandó "una carta a don Juan Carlos".

Al final de la tarde, tras cinco horas de interrogatorio y de repetir lo mismo una y otra vez, Zouhier se ha descolgado con otra frase lapidaria: "He decidido contarle la verdad a los españoles, aunque me esté jugando la vida. Estoy dispuesto a estar en la cárcel el tiempo que haga falta".



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