Resumiendo la situación, después de la declaración del inspector jefe Miguel Angel Alvarez:
1) Los Tedax revisaron dos veces en la estación de El Pozo todos los
bultos, por orden de la persona que coordinaba las labores de
desactivación aquel 11 de marzo. Así consta en la declaración ante Del
Olmo del jefe provincial de los Tedax.
2) El personal presente en las estaciones (bomberos, etc...) sacó
todos los bultos, después de revisados, al anden, donde se amontonaron
bajo control del inspector jefe Alvarez, responsable de su custodia.
Así consta en la declaración del inspector jefe ante Del Olmo.
3) Aquellos bultos se metieron en bolsones de plástico, bajo control
del inspector jefe Alvarez. Así consta en la declaración del inspector
jefe ante Del Olmo.
4) El inspector jefe Alvarez no recuerda más que un bulto de grandes
dimensiones y ese bulto no era igual a la mochila encontrada en
Vallecas (a estos efectos, es irrelevante que el juez le enseñara al
testigo la mochila de Vallecas u otra idéntica a ella). Así consta en
la declaración del inspector jefe ante Del Olmo.
5) Aquellos bolsones siguieron dos vías distintas. Una primera tanda
fue primero a la comisaría de Villa de Vallecas, después a IFEMA (donde
permaneció varias horas) y luego a la comisaría de Puente de Vallecas.
El resto de las tandas fueron llevadas directamente desde la estación a
la comisaría de Puente de Vallecas. Así consta en las declaraciones
ante Del Olmo de los policías encargados de conducir los vehículos en
que se trasladaron los bolsones.
¿Qué importancia tiene, por tanto, la declaración del inspector jefe
Alvarez? La respuesta es que esa declaración es importante, aunque sólo
relativamente. Antes de su declaración, sabíamos dos cosas:
1) que no existía ningún testigo que hubiera visto esa mochila ni en
la estación, ni en ningún punto del trayecto entre El Pozo y la
comisaría de Puente de Vallecas.
2) que existen testigos (los Tedax) que hubieran debido ver esa
mochila, en caso de que hubiera estado en El Pozo (ya que revisaron
todos los bultos). Por tanto, si no la vieron, cabe deducir que es
porque no estaba allí.
En otras palabras: antes de la declaración del inspector jefe
Alvarez ya sabíamos que la mochila de Vallecas no estuvo nunca en la
estación de El Pozo. Lo único que la declaración de este inspector jefe
añade es lo siguiente: tenemos otro testigo más (el propio inspector
jefe) que hubiera debido ver esa mochila, en caso de que hubiera estado
en El Pozo, ya que estuvo controlando los bultos a medida que iban
siendo sacados del tren e introducidos en bolsones. Por tanto, si el
inspector jefe Alvarez no vio esa mochila, cabe deducir que es porque
no estaba allí. Por eso digo que la declaración de Alvarez es
importante, pero sólo hasta un cierto punto, porque tan sólo viene a
corroborar lo que ya podíamos deducir por los datos anteriores.
Sea como sea, la situación ahora es la siguiente: para poder aceptar
que la mochila de Vallecas estuvo en El Pozo, tendrían que haberse dado
dos circunstancias:
1) Que los Tedax hubieran cometido una grave negligencia, dejando
sin revisar (en las dos pasadas que hicieron) esa bolsa que pesaba 12
kilos y que contenía una bomba.
2) Que al inspector jefe Alvarez le hubiera pasado desapercibida esa
bolsa que pesaba 12 kilos a la hora de trasvasar los bultos a los
bolsones.
Y ahora viene la pregunta fundamental, que sí tiene una crucial
importancia: ¿Por qué SOLO los bultos de la estación de El Pozo fueron
llevados a comisaría, mientras que los del resto de las estaciones se
llevaban a IFEMA, por orden del juez Del Olmo? ¿Intervino de alguna
manera el comisario de Puente de Vallecas, Rodolfo Ruiz, a la hora de
decidir que aquellos bultos fueran a la comisaría que él dirigía?
Por cierto, señor juez Del Olmo. Me permito sugerirle que interrogue
a los funcionarios policiales que estaban encargados de la custodia de
los bultos en IFEMA. A lo mejor se lleva una sorpresa y se evita Su
Señoría el trago de firmar un auto de procesamiento basado en pruebas
posiblemente falsificadas.
De todos modos, las dudas sobre su presencia en la estación no son
las únicas que afectan a la mochila de Vallecas. Igualmente
trascendentales son la diferencia de composición con la mochila
encontrada por Jacobo Barrero, la ausencia total en la mochila de
huellas dactilares o rastros de ADN de ninguno de los 116 detenidos por
el 11-M, la ausencia de metralla terrorista en las autopsias, el
absurdo conceptual que supone que unos terroristas se dejen en la
mochila pruebas que tan providencialmente les incriminan, etc., etc.
Lo verdaderamente preocupante de la mochila de Vallecas no es que
sea una prueba falsificada, sino que parece falsificada por Mortadelo y
Filemón.
15 Marzo 2006 | 12:00 PM